Pronto no hará falta beber alcohol para ver doble; ni tampoco entrar en la sala de los espejos de cualquier feria de turno para verte repetido en contadas ocasiones, porque ya está aquí: la clonación humana.
Montones de veces hemos asistido al cine para ver películas que tenían como tema principal o se ha insinuado la clonación: Gattaca, El sexto día, Clonación, Mis dobles, mi mujer y yo, La isla, La ciudad de los niños perdidos, etc. Aunque quizá la más escalofriante de todas haya sido Los niños del Brasil que atiende a la posibilidad de clonar a una de las personalidades más diabólicas de la Historia Universal: Adolf Hitler.
Pues bien, hasta ahora se creía imposible traspasar esa barrera que parecía inquebrantable que era la de clonar embriones a partir de primates adultos. Sin embargo la Oregon of Health and Sciences University ha demostrado a partir de una investigación independiente que es totalmente posible. Al menos es lo que han publicado en un reportaje realizado para la revista Nature.
Este tema ha disparado la polémica de algunos sectores y organismos, entre ellos el Vaticano, que han pedido de forma explícita que la clonación embrionaria sea rotundamente prohibida.
El intento por conseguir un consenso mundial a favor de esta práctica ha fracasado. Entre otras cuestiones porque aún hay países en los que la religión tiene una presencia perseverante (véanse los países árabes, por ejemplo), otros son demasiado pobres para pensar en este tipo de cosas. A pesar de todo muchos países aprueban la clonación con fines terapéuticos y como manera de estudiar y frenar futuras enfermedades y problemas metabólicos.
Hace ya diez años de que la ovejita Dolly fuera presentada a la sociedad como avance científico. Tenía un año entonces, y el ovino animal dio la vuelta al mundo (polémica incluida) como el primer animal clonado de la Historia. Prácticamente esto no era cierto por dos motivos. El primero de ellos que ya se habían clonado otro tipo de animales como moscas de la fruta o ranas allá por los años 50; el segundo, porque Dolly no era del todo idéntica a su homóloga. Tenía fallos celulares, que provocaron la enfermedad que acabó con su vida en 2003.
Después de la oveja escocesa han clonado ya a cientos de especies como perros, gatos e incluso monos. También hemos visto algún que otro roedor que han desarrollado miembros humanos –como una oreja- en alguna parte de su cuerpo. El género humano cada vez está más cerca de hacerse un duplicado. Por una parte podría estar bien e incluso divertido ¿quién sabe?, por otro como en el caso de Los niños del Brasil podría ser fatal.
Montones de veces hemos asistido al cine para ver películas que tenían como tema principal o se ha insinuado la clonación: Gattaca, El sexto día, Clonación, Mis dobles, mi mujer y yo, La isla, La ciudad de los niños perdidos, etc. Aunque quizá la más escalofriante de todas haya sido Los niños del Brasil que atiende a la posibilidad de clonar a una de las personalidades más diabólicas de la Historia Universal: Adolf Hitler.
Pues bien, hasta ahora se creía imposible traspasar esa barrera que parecía inquebrantable que era la de clonar embriones a partir de primates adultos. Sin embargo la Oregon of Health and Sciences University ha demostrado a partir de una investigación independiente que es totalmente posible. Al menos es lo que han publicado en un reportaje realizado para la revista Nature.
Este tema ha disparado la polémica de algunos sectores y organismos, entre ellos el Vaticano, que han pedido de forma explícita que la clonación embrionaria sea rotundamente prohibida.
El intento por conseguir un consenso mundial a favor de esta práctica ha fracasado. Entre otras cuestiones porque aún hay países en los que la religión tiene una presencia perseverante (véanse los países árabes, por ejemplo), otros son demasiado pobres para pensar en este tipo de cosas. A pesar de todo muchos países aprueban la clonación con fines terapéuticos y como manera de estudiar y frenar futuras enfermedades y problemas metabólicos.
Hace ya diez años de que la ovejita Dolly fuera presentada a la sociedad como avance científico. Tenía un año entonces, y el ovino animal dio la vuelta al mundo (polémica incluida) como el primer animal clonado de la Historia. Prácticamente esto no era cierto por dos motivos. El primero de ellos que ya se habían clonado otro tipo de animales como moscas de la fruta o ranas allá por los años 50; el segundo, porque Dolly no era del todo idéntica a su homóloga. Tenía fallos celulares, que provocaron la enfermedad que acabó con su vida en 2003.
Después de la oveja escocesa han clonado ya a cientos de especies como perros, gatos e incluso monos. También hemos visto algún que otro roedor que han desarrollado miembros humanos –como una oreja- en alguna parte de su cuerpo. El género humano cada vez está más cerca de hacerse un duplicado. Por una parte podría estar bien e incluso divertido ¿quién sabe?, por otro como en el caso de Los niños del Brasil podría ser fatal.
2 comentarios:
Esto de que pueda existir la posibilidad de clonar a personas, en caso de funcionar, creo que sería más peligroso de lo que puede parecer. Suele decirse que podría estar divertido, pero la realidad es que es muy, muy peligroso. También es un terreno desconocido que tan sólo, como bien dices, podemos ver en el cine, donde casi nunca acaban bien los clonados, la verdad. En fin, yo me conformo con la existencia de personas con el mismo ADN, pero de nacimiento y de forma natural. Aunque no voy a negar que me encantaría que el proyecto funcionara. Es increíble lo que la ciencia puede llegar a conseguir. La religión nunca estará de su parte, esa es la realidad.
Como ocurre con cualquier otro ingenio humano, la clonación podría servir a unos fines nobles. Pero no nos engañemos, en realidad detrás de todos estos avances, al igual que en muchos otros, lo que se esconde es el placer de algunos de jugar a ser dios. Además seguro que habrá por ahí algún chiflado con la disparatada idea de que lograr la clonación podría depararle la inmortalidad (tal y como muestran algunas de las películas que has mencionado).
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